Capítulo 1 – Acto 4. Barro Tal vez

Capítulo 1 Acto 4 Barro Tal vez

“Si no canto lo que siento, me voy a morir por dentro”. Luis Alberto Spinetta soltó esta joya
cuando apenas rozaba los 15 años. Y uno que solo podía pensar en masturbarse. Más allá de
la complejidad musical, la letra transmite un mensaje de lo más interesante. Pero no lo pudriré
con interpretaciones positivistas, no es mi estilo; más bien, me inclino hacia la anti-motivación,
porque no creo que la vida deba pintarse de colores pastel para encajar en tu cruda realidad,
sino que deberías ser parte de la caótica naturaleza transicional de la existencia.


Y es justo por eso, que la canción me parece una obra maestra, tan solo pensar en la estrofa:
“esta es mi corteza donde el hacha golpeará, donde el río secará para callar”. Simple, podrías
incluso hacerlo sonar a un cliché existencialista del tipo Dreyfus: “te vas a morir”, solo que
Spinetta lo planteaba con más clase y desde una edad en la que muchos aún no sabíamos
distinguir entre existencialismo y cereal para el desayuno. Pero lo interesante es ese mensaje
que nos invita a usar un medio para trascender, una fusión con aquello que nos permita
expresar palabras, emociones, silencios y gestos que soñamos asfixiar.

Spinetta eligió la música para esto, y lo hizo bastante bien, pero ¿será que cualquier individuo
puede encontrar su propio medio? Hasta cierto punto, siento que este es el mío, este es mi
estilo y mi mensaje. Reflexionar sobre las cosas de la vida siempre me lleva a pensar en su
temporalidad finita desde la conciencia, finita también en el mensaje, pero infinita en el cambio,
en el caos, en la transformación de la materia. Fuimos partículas del universo, hoy somos vida
y, en algún momento, seremos polvo.


No espero que salgas a sonreír como imbécil a todo ser que se te atraviese, tal vez solo a los
perritos. Lo que intento es compartir mi visión desde la aceptación del contrato que hice con la
absurdidad de la vida y con todas sus condiciones. Desde ahí, solo queda, construirte,
regenerarte, enfrentarte, renovarte, compartirte, y recibirte, sabiendo que no tienes nada más
que este momento, “aunque sólo quede tiempo en tu lugar”.


¡Salud por el ser y el comienzo que tal vez re-emprenderá!

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