Capítulo 1 – Acto 6. Los políticos son como los pañales

Capitulo 1 - Acto 6 Políticos

“Hay que cambiarlos con frecuencia y por las mismas razones”. El remate no es mío, aunque
pareciera, debo reconocer que todo el mérito de la frase es de George Bernard Shaw en
colaboración con la historia de la humanidad. Aquí, en el México del 2024, estamos en plena
temporada de caza de votos, y la diarrea verbal de los spots electorales hace que desee
reconsiderar mi enemistad con esa mosca molesta de la media noche.

La política y yo nos divorciamos hace años, y no fue por las promesas incumplidas; fue por la
maratón de mentiras que te escupen con la audacia de alguien que cree que eres el ser más
desmemoriado del planeta. Permítanme compartir un breve recuerdo de mi época de
estudiante pandémico. Estudié análisis y ciencia de datos porque, aparentemente, quería que
la inteligencia artificial también se volviera experta en decepcionar a mis padres. Durante
esos años, analicé datos abiertos de la Ciudad de México y, entre otras cosas, eché un vistazo
a los delitos de alto impacto. Para el 2018, en pleno cambio de poder, había unos modestos 35
mil registros. Dos años después, en la era pre-pandemia, Claudia Sheinbaum presumía un
récord de aproximadamente 75 mil incidentes. Curiosamente, tras el inicio de la pandemia, la
cifra milagrosamente descendió a los 33 mil.

No me ahondaré en la técnica; después de todo, la vida es un absurdo y la ética de ciertos
políticos una miseria. Claudia, como emprendedora de donas en el tráfico, aprovechó la
reducción de la delincuencia como un logro épico de su gobierno. ¿Realmente redujo la
incidencia delictiva o simplemente se recuperó del caos que ella misma propició?
Ah, ya sé, saldrán como borregos al precipicio en rescate de su amada líder, pero el problema
no es exclusivo de ella. Del otro lado, la candidata ciudadana que se esconde tras la falacia de
desconocer a su padre el PAN y guarda sus filias por la Revolución Democrática. Como Gardel,
oculta “bajo el ala del sombrero, la vergüenza de haber sido y el dolor del ya no ser”.

Falsedades, hipocresía, y mi postura persiste: “son sanguijuelas prendidas del presupuesto
público”. Aunque reconozco que hay quienes merecen ese ingreso, gente que contribuye a la
sociedad, como bomberos, transportistas, asistentes, abogados, médicos, etc., la clase política
sigue siendo la misma de las últimas cinco décadas. Y como que el pañal ya empieza a apestar
la casa, ¿no creen?”

¡Salud por las falacias que se vienen!

Comentarios

Aún no hay comentarios. ¿Por qué no comienzas el debate?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *